El ritmo y las texturas en dibujo y pintura
Así como la línea es un elemento compositivo fundamental, hoy estudiaremos el ritmo y las texturas en dibujo y pintura como elementos gráficos que también contribuyen a la composición y riqueza de las imágenes. Analizamos estas cualidades de la imagen plástica y fotográfica:
El ritmo en dibujo y pintura
El ritmo es la repetición de elementos iguales, diferentes u opuestos entre los que se da algún tipo de alternancia.
En la naturaleza encontramos disposiciones de formas inanimadas que pueden provocar sensaciones de movimiento rítmico, como las ondulaciones de las montañas, la ordenación natural de los árboles, las dunas…
No únicamente la relación (en cuanto a su posición y dirección) entre las formas puede crear sensación de ritmo, sino también los colores, las texturas o las sombras pueden generarla o reforzarla. También el encuadre y la angulación de la imagen pueden favorecer la creación de ritmo visual.
A nivel simbólico, el ritmo transmite una sensación de grupo, de conjunto y unión, ya que no existe un único elemento principal: los objetos pierden cierta identidad en favor del conjunto.
La textura en dibujo y pintura
La textura nos permite captar las cualidades de la superficie de los objetos. Aunque la observemos como un atributo visual en las imágenes, tiende a generar una sensación táctil, la llamada sinestesia.
Gracias a la textura se pueden expresar visualmente las cualidades materiales y táctiles de los objetos, imposibles de transmitir mediante los demás componentes de una imagen (la línea, el color…)
Tanto en pintura como en fotografía, la textura está íntimamente relacionada con la iluminación que recibe el tema: tanto su dirección como su calidad (si es directa o difusa, más intensa o más tenue…)
En fotografía, si queremos conseguir una buena definición de la textura del objeto, además de una iluminación lateral que la resaltará, conviene utilizar una buena óptica, un plano corto y una ISO (la sensibilidad de la película) baja.
En pintura y otras artes gráficas, el soporte y los materiales empleados determinarán la textura de la imagen, muchas veces priorizando los efectos texturales de la materia en sí a una representación exacta de la textura del objeto representado, generando un efecto más evocativo.
El grano y el ruido en dibujo y pintura
La textura de la propia materia también juega un papel importante, aunque menos evidente, en la fotografía. Esto sucede través del grano (si hablamos de fotografía analógica) o del ruido (en fotografía digital).
Visualmente, el grano de una fotografía se relaciona con la nitidez de la misma.
En fotografía analógica, la película está formada por partículas de haluros de plata.
Cuantos más haluros de plata (y más pequeños) tenga la fotografía, más nítida será, aunque también menos sensible (necesitará más luz para hacerse).
Cuantos menos haluros de plata (y por tanto, más grandes), la fotografía será menos nítida y tendrá más grano (también será más sensible: podrá hacerse aunque haya peores condiciones de luz). Esto genera cierto efecto de puntillismo, la textura de la propia imagen en sí.
Para controlar el grano de una fotografía, tendremos que controlar el ISO, la sensibilidad de la película. Con un ISO más bajo tendremos menos sensibilidad a la luz pero más nitidez (sin grano), pero con un ISO más elevado tendremos más sensibilidad a la luz, menos nitidez, y más grano.
En fotografía digital el grano se denomina ruido pero funciona de manera muy similar, equivaliendo los píxeles a los haluros de plata.
¡Siempre es interesante ver cómo utilizamos el ritmo y las texturas en dibujo y pintura y si podemos usarlos para enriquecer nuestras composiciones!